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Partido: 10-12-1922

 MARINO F. C.  <>  TENERIFE

Resultado justo entre marinistas y tinerfeños

  •  El resultado del partido fue el apropiado, dadas las condiciones en que se presentaron ambos "teams". Nos congratulamos de que el encuentro no se decidiera por un penalty

Domingo, 10-12-1922. (0 - 0) Más de seis mil personas acudieron al Campo de Deportes España en la tarde de hoy, ávidos de presenciar el anunciado encuentro entre el Tenerife y el Marino.

La actuación del "once" tinerfeño en esta localidad hace algunos meses, dio origen en la vecina isla a una entusiasta reacción. Consecuencia de ello fue la organización de las entidades futbolísticas, entre las que merecidamente tiene mayor prestigio el "Tenerife Sporting Club". Este equipo, integrado en su casi totalidad por los elementos del "Once Tinerfeños", cuyas excelentes condiciones ya habían sido apreciadas por nuestro público, venía precedido de fama.

Por otra parte, los meritorios y resonantes triunfos obtenidos por el Marino en las partidas eliminatorias del Campeonato "Lucana 66", fueron motivo bastante para que nuestro público se interesara extraordinariamente al solo anuncio de la partida.

Como ya hemos dicho no vamos a hacer una minuciosa descripción del encuentro sino a transmitir única y exclusivamente al público nuestras modestas impresiones.

El equipo forastero que hace dos días se presentó en el Campo de Deportes España esta tan falto de homogeneidad como los de esta población. Tiene ¡quien duda! Una excelente pareja defensiva y un magnífico portero. Durante todo el juego mantiene la más correcta colocación y, gracias a ella, y a la seguridad de sus quites y paradas, despejan serios y emotivos momentos de peligro para su arco.

Pero, fuera de esto, ¿qué han hecho los jugadores del Tenerife? Cierto es que su línea de medios actuó con bastante deficiencia y que la de delanteros vio quebrantada su acometividad por falta de un extremo derecho compenetrado de su cometido. Hábiles y ligeros pudieron, no obstante, en algunos momentos, acompañados en la debilidad defensiva del Marino, desarrollar jugadas, generalmente de pases cortos, que llegaron hasta la puerta contraria, sin que sus tiros se produjeran con la dureza y rapidez característica de los buenos jugadores

El Marino nos consistió el domingo observar en su equipo gravísimos defectos que pudieron ser causa de una derrota. Hasta el presente, no hemos tenido ocasión de formar un juicio completo de su guardameta; pero, sin embargo nos atrevemos a afirmar, que le falta rapidez en devolver el balón y el afán de filigrana que le domina sólo se lo permiten un "Kaliba", un "Zamora" y otros pocos. Únicamente puede atribuirse a la deficiente educación "sportiva" de nuestro público los aplausos tributados a esos inauditos alardes que sólo deben emplearse cuando no queda otro recurso.

Los defensas trabajaron cuanto les fueron posibles, aunque sus condiciones deportivas no resisten la más ligera comparación con las nunca bien elogiadas del adversario. Fallaron repetidas veces, algunas con verdadero peligro.

La línea de medios se destacó extraordinariamente; a sus frecuentes y eficaces intervenciones defensivas y al acertado y juicioso reparto que hicieron del juego, se debió, sin duda, al empate alcanzado en el encuentro del domingo. En ningún momento de peligro faltó al arco del Marino uno de sus medios alas para auxiliar cumplidamente a los defensas, en cuya labor se distinguieron tanto como estos; así como, cuando la acción defensiva era llevada al campo contrario, recogieron muchas pelotas perdidas que situaron en el sitio conveniente.

No podemos decir otro tanto de la línea delantera. Su centro estuvo desacertado o ya no es lo que fue. Ocasiones tuvo en que, a nuestro juicio, debió tirar a "goal" y lo no hizo; en otras en que, caprichosamente, pasó el balón a este o al otro lado sin reparar en la colocación de los contrarios; y en general, su inexplicable pasividad y escasísima movilidad. Todo lo contrario observamos en sus compañeros. Pérez, Gil y los dos Curbelos trabajaron a conciencia con tesón, pero sus esfuerzos se estrellaban, bien ante la magnífica defensa contraria, ya por la ineficacia de su centro.

Recordamos especialmente dos momentos de emoción. Fue uno, cuando Espinosa, - punta derecha del Tenerife - rebasó con el balón la línea de defensas del Marino que se hallaba bastante adelantada, y avanzó libremente hacia la puerta. El público se levantó emocionado; y cuando esperaba un "goal"  inevitable, ve con sorpresa, que el balón queda fuera de juego a varios metros del arco del Marino.

Otro, y mucho más importante, fue cuando, a mediados del segundo tiempo. Un verdadero asalto de los blanquiazules a los blancos, pone a estos en grave peligro. Pero, si duro, prolongado y bello fue el ataque, la defensa no desmereció estos mismos calificativos y el público, verdaderamente entusiasmado, tributó una calurosa ovación a los contrincantes.

Ángel Sanchiz es un buen "referee". Competente, enérgico y con buena vista - este es el mejor elogio que puede hacérsele - arbitró la partida con rigurosa ecuanimidad, viéndose obligado a pitar un penalty contra el Tenerife, que fue tirado por Miguel Gil, sin consecuencias.

Un solo incidente lamentable y casual se produjo en la partida. Y fue este con ocasión de un tiro de Cabrera, el formidable defensa tinerfeño, que al volver al pie a su posición normal dio con el tacón en la espalda de Pedro Curbelo, interrumpiéndose la partida durante algunos minutos. Afortunadamente no tuvo importancia.

Estamos por decir que el resultado del partido fue el debido, dadas las condiciones en que se presentaron los dos equipos; al propio tiempo que nos congratulamos de que la partida no se decidiera  por un penalty.

Razones que desconocemos dieron a que el Tenerife, terminado el segundo tiempo, rehusara la proposición del árbitro para prorrogar el encuentro. Tampoco sabemos si esta partida habrá de repetirse, pero lo celebraríamos, máxime si, como es de esperar, viene con el Tenerife su verdadero extremo derecho Fernández del Castillo y el Marino logra obtener una mayor eficacia de su centro delantero y contener las peligrosas arrogancias del guardameta.

 EL ENCUENTRO VISTO DESDE... OTRA PERSPECTIVA

Se celebró en el Campo de Deportes España la partida final del campeonato regional que se disputaban los equipos de Canarias. Contendieron, una Selección de "players" tinerfeños con el Marino, equipo vencedor de Gran Canaria.

 Deportistas tinerfeños. El sábado llegó el team de la vecina isla, con cuyo equipo vinieron acompañando deportistas tinerfeños.

La concurrencia. Si numerosísima fue la concurrencia que presenció el encuentro entre el Marino y el Victoria, no mucho menos numerosa aun fue la que acudió hoy al Campo de Deportes España, para ver el partido entre el Marino y la Selección tinerfeña.

Horas antes de la fijada para el comienzo de la partida, empezó a fluir a la cancha de deportes, presentando las calles TrIana y León y Castillo, inusitada animación y movimiento.

Cuantos medios de locomoción pudieran emplearse, se utilizaron, y sin embargo, automóviles, guaguas, tranvías y tartanas, abarrotadas siempre eran insuficientes para la conducción de quienes, con verdadera ansiedad, deseaban presenciar el encuentro.

A las dos de la tarde, una hora antes de la señalada para el comienzo, el Campo de Deportes España estaba invadido. Era difícil encontrar un lugar, por incomodo que fuera, desde donde presenciar el encuentro, y a pesar de ello, la afluencia de espectadores continuaba engrosando por momentos, más y más, la ya enorme concurrencia que había.

Vaticinios. Nunca faltaban los comentarios acerca del resultado de la partida, del interés del encuentro y del triunfo o derrota de los "teams" que contienden. Mucho menos habían de faltar en esta ocasión los vaticinios, cuando tan gran interés había, cuando gran entusiasmo había despertado el match entre la Selección tinerfeña y el Club Marino.

Hay quien daba por seguro el triunfo del equipo de Tenerife, quien daba por descontada su derrota, cábalas y suposiciones que se oían de todos sitios, pues de nada más que de foot-ball se hablaba en la ciudad. Se prejuzgaba la victoria del equipo forastero fundamentándola en que se trataba de una Selección, se confiaba en el éxito del Marino, por la maestría en el deporte y la constancia de sus jugadores.

Sin embargo, muy otro fue el resultado del match. Ni la Selección ni el team del Marino consiguieron salir materialmente triunfantes, pero, si victorioso moralmente el Marino, al lograr empatar la partida, no con un equipo determinado, sino con una Selección de jugadores tinerfeños de foot-ball.

Preparativos del encuentro. La Selección tinerfeña fue, de los equipos contendientes, el primero en hacer su aparición en el campo, y, a fuere de ser imparciales, hemos de consignar la descortesía del público recibiendo con frialdad e indiferencia al team forastero. Aplausos aislados de salutación, seguramente dados por los deportistas tinerfeños, fueron los únicos que se escuchaban.

Luego entra en el campo un grupo de jugadores del Marino al que el público acoge con entusiásticos aplausos, aplausos que se redoblan y multiplican al avanzar solo, "Alamino", el "as" del equipo marinista.

Previas las fotografías de rigor y la designación del referee, nombramiento que recae en el señor Sanchiz, se procede a la elección de campo. Este opta por el campo del Naciente.

La ansiedad crece por instantes. El distintivo de la Selección tinerfeña, pantalón azul y camisa blanca, es a la inversa del distintivo del Marino, cuyos jugadores visten camiseta azul y pantalón blanco.

El partido. Fue de bastante interés. Durante casi todo el primer tiempo la iniciativa del juego la tuvo el Marino, manteniéndose a la defensiva - una defensa tan formidable como formidable era el ataque -, la Selección de jugadores tinerfeños.

No obstante llevar la ofensiva el Marino, fueron más veces que el balón llegó a su puerta, que no las ocasiones que la partida pasó a poder del guardameta tinerfeño.

Ya hacía el final de este primer tiempo, el equipo tinerfeño fue venciendo la acometividad de los equipiers marinistas y de la defensiva, mantenida con gran tenacidad, pasó a una ligera ofensiva.

Durante el segundo tiempo se acentuó mucho más la iniciativa del juego, comenzando por el Club Marino desde el primer tiempo, teniendo varias ocasiones en inminente peligro la puerta tinerfeña, en algunos instantes admirablemente atacada y admirablemente defendida.

Cuando sólo faltaban unos minutos para el término del tiempo reglamentario, el dominio del Marino sobre la Selección tinerfeña era absoluto, sucediéndose uno tras otro los ataques al marco forastero. En uno de esos momentos de peligro, casi junto a la misma puerta, cayó derribado por un fuerte golpe dado sin intención, el jugador del Marino, Pedro Curbelo, alma, con "Alamino" del encuentro.

Los tinerfeños, no prorrogan. Transcurridos el tiempo reglamentario, el capitán del Marino invitó al capitán de la Selección tinerfeña a prorrogar el juego, pero, los forasteros se negaron a seguir jugando, después de consultarlo con su Presidente.

¿Temor a perder? ¿Cansancio? Creemos sinceramente que los tinerfeños bien hicieron en no aceptar la invitación del Marino, pues de prorrogar el juego, seguramente se hubiese traducido en derrota material, el empate constituía una derrota moral.

Apoteosis final. La Copa que se disputaba le fue entregada al Club Marino, equipo que ha obtenido mayor número de puntos entre todos los "teams" que habían tomado parte en el campeonato.

Los jugadores del Campeón canario de foot-ball ocuparon varios carruajes al salir del campo y recorrieron la población mostrando la Copa y dando vítores a su club. A los "equipiers" le seguían varios carruajes más con admiradores del equipo vencedor.

Hasta hora bastante avanzada de la noche se estuvo celebrando el triunfo del equipo del Marino por el campeonato regional de foot-ball.