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Eliseo Ojeda Armas

 NUESTRAS FIGURAS DE AYER

ELISEO OJEDA ARMAS

ELISEO OJEDA ARMAS. Don Juan Medina, comentó a cerca de Ojeda Armas. "Para trazar cumplidamente la silueta deportiva de Eliseo tendría que remontarme a los momentos iniciales en que comenzó el "foot-ball" en nuestra tierra; pero como este plan me llevaría muy lejos, y no estaría acorde con la brevedad que se me recomienda, tendré forzosamente que no decir muchas cosas, que acaso no debiera omitirse de ninguna forma. Ateniéndome a la brevedad, concretaré lo más posible, teniendo el temor de que la gran figura de Eliseo Ojeda salga desdibujada de mi pluma y no con el debido relieve  a que sus méritos le hacen acreedora...

Ante nada, en primer término, siempre que se hable del Marino, la figura de Elseo se destacará con un fuerte y claro relieve, figura que el mismo forjó con su entusiasmo y su valía en el deporte, confirmando aquella gran verdad de que el propio hombre es el mejor modelador de su propia estatua... si se tienen méritos bastantes, lo que demostró sobradamente Elíseo, en actuaciones inolvidables, plenas de un arte supremo y delicado.

Su iniciación en el "foot-ball" comenzó en el año 1905, fundando con la cooperación de su hermano Manuel y otros elementos entusiastas el "Pequeño Marino". Como toda labor que se comienza los principios fueron difícil, pero como el amor al deporte estaba muy arraigado en todos, a fuerza de sacrificios y desvelos llevaron adelante su empresa. Eran aquellos tiempos que pudiera llamar románticos en que se practicaba el "foot-ball" por el "foot-ball" y en que toda idea utilitarista, con respecto al mismo, era completamente desconocida.

Más tarde, en 1911, Eliseo Ojeda fue el impulsor del Marino actual, jugando en el mismo de defensa izquierda y teniendo siempre una actuación brillantísima y en todo instante notable. Para reafirmar su gran valía en el deporte y su multiplicidad de aptitudes, desde 1911 actuó de defensa izquierda en el Marino y en 1916 de centro medio en el mismo equipo, haciendo una labor inolvidable, que se recuerda con gran complacencia entre los viejos aficionados. Y finalmente, en el año 1923 actuó de centro delantero, siempre con creciente éxito, demostrando su gran ductibilidad de verdadero maestro que conocía los secretos de su arte, poniendo siempre a sus jugadas un gallardo remate, que era como una rúbrica inconfundible e incopiable.

Pero Eliseo Ojeda no fue solamente un futbolista de excepcionales aptitudes, capaz de codearse con los buenos jugadores ingleses, según afirmaron Mr. Bird y Mr. Seddon, profundos conocedores del "foot-ball" de su país. Eliseo, dentro del marco deportivo local fue un caso de verdadera y destacada personalidad. Él marchaba a la lucha con un valor y un entusiasmo ejemplar, de tal forma que sus compañeros tenían siempre una absoluta confianza y una plena seguridad en el triunfo. Los marinistas, grandes y chicos, lo erigieron en su ídolo y en el terreno de juego imponía respeto a los contrarios.

Su fama de futbolista tuvo muchas veces los honores de la apoteosis. En las tardes en que él regresaba triunfador de la partida, su familia esperaba asomada a las ventanas de su casa de la calle Perojo y veían como una multitud loca de entusiasmo prorrumpía en este grito lleno de fervor y de cariño: ¡Viva Eliseo!

Y, a propósito de su familia, el que fue notable jugador nos cuenta la siguiente anécdota: La familia de Eliseo, al ver el entusiasmo popular, cuando llegaba a su casa acompañado de infinidad de admiradores, se había forjado de él un concepto desorbitado y fabuloso. No había los familiares asistido nunca a una partida de "foot-ball" y ante tantos triunfos se decidieron por fin a ir a un encuentro. Al regreso del mismo, - como  cordial y muy efusiva felicitación - le dijeron a Eliseo sus hermanas:

-¿Y tú, que hacías? Porqué para nosotras lo único que te vimos es retroceder, siempre retroceder.

La anécdota es definitiva, pues este retroceder, siempre retroceder era el que garantizaba el triunfo final... aún cuando ellas no supieran de tácticas ni de técnicas.

Para dar una idea de la devoción que por él sentían sus compañeros, relataremos lo siguiente:

En el año 1916, Marino y Victoria celebraron dos encuentros de carácter benéfico, disputándose una magnífica copa de plata. El primero de dichos encuentros fue perdido por el Marino. En dicha partida no pudo tomar parte Elíseo por encontrarse enfermo en cama. Los jugadores y simpatizantes, en número tan crecido que no tenían donde sentarse, le visitaban para saber de su salud, con la esperanza de que jugara el segundo partido. En los rostros de los compañeros se reflejaba la tristeza. No sé si la intensidad con que todos deseaban su mejoramiento acaso influyera en el enfermo, lo cierto es que Eliseo bajo la onda benéfica del cariño y admiración mejoró y estuvo en condiciones de jugar. Fue una de sus actuaciones más inolvidables, y el Marino tuvo un triunfo de cuatro tantos a cero, a pesar de que el Victoria fue reforzado con jugadores del Gran Canaria, Porteño y Fomento.

... Y aquí termina, amigos, acaso de una forma brusca, el intento de esbozar la silueta de Eliseo Ojeda. Así es que perdonen lo débil del dibujo: el gran futbolista reclama la reciedumbre del agua fuerte; él fue un gran artista que, en el terreno de juego hacia dibujos sorprendentes que terminaban en un trazo viril como una rúbrica cuando, seguro y certero, hacía entrar la pelota con un gesto gallardo y único...

A Eliseo Ojeda Armas, se le debe la primera publicación sobre el foot-ball en Gran Canaria, con su libro. "Génesis y Desarrollo del Foot-ball en Gran Canaria, publicado en 1931, Talleres Voluntad, Madrid.