Secciones Históricas

Marino - Tenerife

Domingo, 13 de enero de 1946

 

CAMPEONATO DE CANARIAS

MARINO F. C.  <>  C. D. TENERIFE

El Marino fue mejor, definió sus ocasiones y vapuleó al Tenerife

 ¿QUÉ LE PASO AL TENERIFE?

Un primer tiempo de ataque tinerfeño y una segunda parte de superación marinista

El duelo "Molowny" - "Llanos" fue la nota emocionante de la tarde

5 - 0. Primer partido (ida) del Campeonato de Canarias de Clubes, celebrado en recinto del Estadio de Las Palmas. La capital movilizó toda su afición para presenciar la final de Campeones. El Marino y el Tenerife tienen mucha historia y el ambiente era de fuertes tonalidades. El fútbol goza en la isla de Gran Canaria de un gran momento, con el equipo azul en vanguardia.

MolownyHay una fuerte vibración deportiva en todos los sectores, que acusa esta temporada un ascenso extraordinario y que se mantiene ese calor de las pugnas tradicionales entre el Marino F. C. y el Real Club Victoria. Aún se habla con admirable entusiasmo del 5-4 del último partido del Campeonato Regional de Gran Canaria, calificado como el mejor encuentro que ha presenciado el público-aficionado desde hace muchísimos años.

A esta superación del ambiente deportivo local, ha contribuido en gran parte el nuevo Estadio, con capacidad para diez o doce mil espectadores, y con todas las instalaciones de un campo de fútbol de gran ciudad. Es una obra magnífica, nacida al calor del club Marino y patrocinado por su Presidente, hombre de acción y de trabajo, que ha elevado el nivel moral del histórico club azul y ha proporcionado a Las Palmas un estadio que le da rango y le enorgullece.

Era digno de verse el cortejo ininterrumpido de guaguas y centenares de coches hacia el campo de fútbol desde tres horas antes del partido. Y la marcha a pie de millares de personas. La visita del Club Tenerife y la trascendencia de una final con el Marino f. c. ponían alerta toda la ciudad. En los bares, en los cafés, en todas las peñas, no se dudaba. El equipo popular, Marino, tenía que ganar. ¿Cómo podía perder aquel equipo que semanas antes arrollaba a un Victoria de gran clase en sucesión continúa de "goals"? Y en todos los comentarios un nombre: Molowny.

Cuando en una peña marinista se nos ocurrió "descubrir" que era de Tenerife, uno de esos miles de "apasionados" del Marino que se los encuentra usted cada dos pasos por la calle Triana o en las afueras de la Portada, nos replicó enérgico y con explicable patriotería: ¡Pero lo hemos hecho nosotros!

Entramos en el Estadio media hora antes del encuentro. Todos los amplios graderíos ya estaban ocupados. En la gran tribuna de preferencia, donde tuvimos que soportar los rigores de un sol que la castiga toda la tarde, esta el público selecto de la capital. Con la nota simpática y atrayente de muchas mujeres de la mejor sociedad canaria que también se han enrolado en este carro victorioso del Marino. Y son tan entusiastas y apasionadas como sus novios o sus maridos. El público local admira mucho los colores azules, mantenidos siempre en el calor patriótico de sus luchas de más de treinta años con sus vecinos de Tenerife.

Apenas nos habíamos colocado en nuestro asiento, rodeados de unos cuantos "valientes" que fueron a presenciar el "vapuleo" a costa del Tenerife, una voz que retumbó en todo el ámbito de aquella ardiente tribuna. ¡Serenidad, Marino! Y cuando el árbitro, después de la entrega del trofeo de Campeón Regional al equipo marinista, daba la señal de marcha a los jugadores, la misma voz con acento más fuerte: ¡Este no es el Marino! ¡Este es el Dymano!

El partido. Primer tiempo, dominio forastero. Salió el Marino nervioso y atolondrado, por el contrario el Tenerife cogió el mando y atacó durante todo el primer tiempo. El equipo forastero llevaba la iniciativa. Pero su delantera profundizaba poco y escasamente tiraba a "goal". Por el ala izquierda se perdía todo el juego. Rosendo recibió muchos pases y estuvo en condiciones de apurar la jugada y buscar el tanto. Fracasó siempre en sus intentos y se perdió inocentemente con el balón por la banda. Algunas rachas de peligro las provocó Eusebio y vimos mediado este tiempo un gran tiro de Peregrino que se fue por encima del larguero. Pudo haber sido "goal".

El Marino no encontraba su momento. No reaccionaba. El público empezó a inquietarse y desde las gradas salían aireadas protestas. Por el centro, Conrado les cortaba todo el juego. Y otras, Llanos no le dejaba acercase al área del penalty. Si en aquellos momentos de decaimiento de los azules hubiese surgido alguna luz de inspiración en el ataque tinerfeño, el partido no hubiese registrado ese 5-0 de tan elocuente estampa marinista.

LlanosSe extinguían ya los minutos de la primera parte, cuando inesperadamente apareció en el marcador el primer tanto local. Molowny se hizo con el cuero muy fuera del área del penalty. Titubeo entre el pase y el tiro a "goal", y al optar por éste, la cosa le salió demasiado bien. El remate fue al mismo centro de la portería. El guardameta tinerfeño, cegado por un sol y cubierto por el centro delantero azul, no vio la dirección de la pelota, que se coló en la red. La ovación que estalló en todo el campo fue imponente. Se respiraba un poco...

Así terminó el primer tiempo. El Marino no había rendido más que este esfuerzo del "goal". Y el equipo forastero, el Tenerife, que se mantuvo dominador del cuero, pero solo a efectos de posesión del mismo, durante muchísimos minutos. Mucho toma tú y pase allá pero... no tuvo realización en su delantera.

Segundo tiempo. ¿Cómo vino la hecatombe en la segunda parte? Viendo jugar a ambos equipos los primeros cuarenta y cinco minutos. Un Marino atolondrado y un Tenerife dominador, no podíamos presumir aquel derrumbamiento en masa del equipo de la vecina isla hermana. Descendió aún más la delantera y los interiores no intentaron tampoco ayudar a una media que había sostenido hasta entonces con gran entereza todo el peso de la acción marinista, en estrecho contacto con  la zaga.

El Marino se crecía en forma extraordinaria e iba ganando terreno ha medida que los jugadores forasteros les cedían el paso. Molowny se llevaba el solo la delantera hasta la misma boca de "goal" y los balones cruzaban por encima de la portería tinerfeña en una sucesión  de vértigo.

Pasado el primer cuarto de hora aún con el 1-0 en el marcador, aquello entró en barrena. Vino el segundo "goal" del Marino y una jugada de su extremo izquierdo, y ya con este tanto, el agobio sobre la portería del Tenerife se hizo insostenible.

Por todas partes, solo la figura agigantada de Llanos, que ya había tenido un primer tiempo espléndido, llegando hasta de actuar de delantero. Se lesionó Basilio y el hueco por su banda era tan profundo que el mismo Llanos tenía que desdoblarse en su inconmensurable labor.

Crecía el oleaje local y el novel guardameta tinerfeño se batía animoso bajo los palos. El balón no le dejaba respirar, siempre por sus alrededores. Hizo una gran parada en el suelo a un tiro seco e intencionado de Zuppo y buscaba siempre la pelota por los aires. Pero aquello era demasiado. El duelo Molowny-Llanos llegaba a plasmar en vibrante emoción, alternando entre concepción maravillosa del interior Molowny y la réplica enérgica y siempre acertada del zaguero tinerfeño, Llanos.

Vinieron luego tres tantos más. En una estirada anterior se había lesionado Manolito y ya se mermaron sus posibilidades. En el cuarto "goal" se lanzó hacia el poste y el balón no pudo atraparlo, yéndosele por debajo del cuerpo. Pero la estirada fue muy valiente.b

Comentario finales. Los lesionados jugadores tinerfeños Basilio, Alejandro y Peregrino. Tuvo que pasar el primero al puesto de extremo izquierdo y Eusebio al centro del ataque. Esto ocurría ya en los momentos finales del encuentro, perdido todo irremisiblemente. El Marino sacaba holgadamente una ventaja que ni los jugadores y público habían pensado. Y, mientras los jugadores y seguidores forasteros no acababan de salir del asombro.

El Marino pasa por una gran forma. Y Molowny nos recuerda aquellos tiempos de Padrón e Hilario. En este encuentro sentó cátedra de extraordinario jugador. Ha revolucionado el fútbol en canarias y tiene ante sí un porvenir cuajado de promesas. El Tenerife dejó escrito sólo cuatro nombres en esta jornada. Llanos, Conrado, Mora y en la puerta Manolito. Acción defensiva fuerte y de acusado vigor en el primer tiempo. Quedó en el escenario del Estadio Las Palmas inédita una página. Los delanteros tinerfeños la dejaron en blanco. ¿Será el domingo?...

Acogida correcta y cordial al Tenerife, recibido con una calurosa ovación al saltar a la cancha. Arbitraje excelente del colegiado tinerfeño señor Llombet. Con aciertos y sin complicaciones.

Y ese contundente 5-0 que el Marino le endosó al Tenerife, seguro esta, quedará flotando en el ambiente hasta la jornada próxima, envuelta en la incertidumbre.

MARINO F. C.: Acosta; Polo, Victoriero; Bartolo, Oramas, Méndez; Antonio, Zuppo, Bermúdez, Molowny y Sanabria.

C. D. TENERIFE: Manolito; Llanos, Basilio; López, Conrado, Nóbrega; Eusebio, Alejandro, Peregrino, Alfonso y Rosendo.

EL ENCUENTRO DESDE OTRA PERSPECTIVA

Una lucha sin relieve. Este primer choque de campeones, que tuvo como escenario el Estadio Las Palmas, resultó en extremo decepcionante. Porque tanto el Marino como el Tenerife hicieron un partido muy flojo. Y dentro de la mediocridad de la lucha, sin brillo alguno, victoria fácil del equipo marinista en una segunda parte en que el Tenerife no existía. Con un poco más de suerte en el tiro - los palos rechazaron más de tres pelotas - el Marino pudo lograr un tanteo de escándalo y el Tenerife quedar definitivamente aplastado en el primer choque.

MéndezHubo únicamente forcejeo en la primera parte del encuentro. Entonces se mantuvo entero el Tenerife y el Marino, en su tarde gris, le costaba trabajo deshacerse del adversario. Presionaba más el once azul, pero el Deportivo se defendía bien. Y así pudo llegar al descanso con sólo un gol en contra. Que ya está bien para la diferencia que existe entre un Marino joven y acoplado y un Tenerife lleno de vejez y sin figuras. Digamos que fue Molowny el que abrió el marcador a los cuarenta y dos minutos de juego. El joven interior izquierda, recibió un balón de Méndez y despistó a Manolito con un tiro alto que se coló junto al palo. Quizás el sol, contribuyera también al despiste del guardameta tinerfeño que se enteró del gol cuando vio el balón en la red.

Siguió el Marino titubeando en los comienzos de la segunda parte. Pero apuntaba ya más peligro. Se imponía su línea media y el ataque se iba fácilmente sobre el marco de Manolito. Destacaban sobre todos la labor de Bartolo y Oramas que atosigaban al Tenerife en continuos servicios a su delantera. Así, a los veintidós minutos llegó el segundo tanto, de Sanabria II en una pifia de la zaga tinerfeñista. Pero antes ya había devuelto el palo dos tiros espléndidos, de Zuppo y Molowny - y dos o tres goles trillados fueron lanzados también por la borda - de forma inexplicable.

El segundo gol galvanizó un poco al Marino, que actuaba ya con mejor garbo y ofrecía mayor peligro en su línea de ataque. Y empezaron a llegar los nuevos goles: el tercero de Bermúdez en una gran jugada de Molowny; el cuarto del mismo Bermúdez en centro de Antonio y el quinto también de Bermúdez que recoge un rechace del meta en un tiro de Molowny. El Tenerife quedaba ya definitivamente hundido, desorganizada además la defensiva por la baja de Basilio, lesionado.

Y esto fue cuanto dio de sí el marcador en esta lucha que apenas ofrece motivo para el comentario. ¿Destacados? Apunten ustedes los nombres de Bartolo, Molowny, Oramas y Polo. Y nadie más.

Entrega de Trofeo y vino de honor. Poco antes de dar comienzo el juego descendieron al campo las representaciones federativas de Las Palmas y Tenerife. Con los equipos alineados en el centro del terreno se procedió a la entrega del Trofeo de Campeón regional al Marino, que lo hizo el Presidente de la Federación de Las Palmas señor Velázquez García.

Después del partido, la Federación de Fútbol de Las Palmas obsequió a los dos clubes con un vino de honor, espléndidamente servido en su domicilio social, y que brindó en homenaje de los equipos que han sabido conquistar el título de Campeones regionales de Tenerife y Las Palmas. Este acto, que se vio muy concurrido, constituyó un gran motivo de camaradería entre los deportistas tinerfeños y de Las Palmas, unidos en estrecho lazo de amistad.