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Partido: 31-07-1932

Domingo, 31 de julio de 1932

 

  • MARINO F. C.
  • MADRID F. C.

 

 El Madrid y Marino empatan nuevamente (0-0)

Prológuenos. Quizá uno de los partidos que más interés ha despertado entre los jugadores por el Madrid en Las Palmas, ha sido éste, con el Marino. Después de las irregulares actuaciones anteriores de aquél, que ponían en entredicho su fama de gran equipo, se esperaba hoy una actuación que le rehabilitase ante la opinión canaria, y así lo querían dar a entender las manifestaciones vertidas antes del encuentro por los jugadores madrileños, coincidiendo todos en un triunfo por amplio margen. Pero donde menos se espera, salta la liebre.

Antes de comenzar el match, hay un intercambio de ramos de flores entre los capitanes. Además los canarios obsequian a los madrileños con un magnífico racimo de plátanos.

Comienza el partido. A las órdenes de Vicente Navarro, se alinean los equipos.

Madrid: Zamora; Ciriaco, Quincoces; Pedro Regueiro, Valle, Leoncito; Lazcano, Luis Regueiro, Bestit, Hilario y Eugenio.

Marino: Alfonso; Guerra, González; Juan Manuel, Castro II, Sánchez; Armando, Ruano, Castro I, Prudencio y Manuel Rodríguez.

El Madrid cambia la táctica seguida en anteriores partidos, y ahora realiza un juego raso y corto. Un gran tiro de Regueiro se pierde entre el público. Un faut, de que es objeto Eugenio, es ejecutado por éste, siendo despejado por González hacia el extremo izquierdo ocasionándose un momento peligroso para Zamora, pero la echa aquél fuera.

Valle se luce en varios quites formidables. El Madrid ataca incesantemente y el Marino se defiende con serenidad. Una bonita combinación entre Regueiro e Hilario, que se compenetran muy bien, muere en las manos de Alfon

El árbitro pita un faut imaginario a un jugador azul, y Ciriaco noblemente, lo tira con intención fuera.

Un goal anulado. La delantera madrileña juega incansablemente, destacándose el fenomenal Regueiro, que es el verdadero conductor de la línea atacante. Un faut tirado por Hilario, lo recoge Regueiro en pleno off-side, marcando goal. Es anulado.

Otro dato significativo de la corrección y nobleza con que se está jugando el partido. Hilario recibe un pase de un compañero y claramente se ve que le da en la mano; el público chilla y el árbitro no pita. Entonces Hilario recoge el balón con ambas manos y lo deposita en el lugar de la pena.

Todo el tiempo sigue el encuentro con gran dominio del Madrid, dando una gran impresión de la clase de su juego, y en ocasiones se encuentra sin contrincante.

El Marino reacciona breves momentos. En una escapada del ala derecha, Armando se "cuartea" con limpieza a dos madrileños. Enviándolo éstos por fin a córners, para resolver la situación. Ejecutado va a fuera.

Segundo tiempo. En el Marino se opera un ligero cambio. Sanabria sustituye a Prudencio por hallarse éste agotado.

En esta parte prosigue el juego con el mismo corte que el anterior. Sigue dominando el Madrid. Su defensa juega a placer, y la línea media presiona desde el mismo campo enemigo. En ésta, Valle sirve innumerables balones a las alas, y Pedro Regueiro se está haciendo acreedor a la medalla del trabajo, pues es incansable.

Hay momentos en que decaen ambos equipos transformándose el juego en soso y aburrido. Luego reacciona enérgicamente el Marino, haciéndose dueño de la situación, teniéndose que replegar en retirada los medios y defensas madrileños. Son jaleados por los "hinchas" marinistas quienes entonan desaforadamente el clásico "Riqui-raca".

Lazcano arranca, en sprint, aborda a Guerra y centra retrasado a Hilario quien tira raso y sale el redondo besando el poste.

La vanguardia azul actúa ahora con gran coordinación, traspasando a los medios y en ocasiones a la defensa internacional a quien chilla con insistencia Zamora para que se retrase. En un avance, Armando se cuela y chuta al final, perfilado y alto, realizando una parada magistral Ricardo.

Atacan los merengues y Eugenio se corre al centro, lanzando desde el penal un tiro que rebota en la parte inferior del poste, fallando el tanto por un pelo.

Termina el partido y presionando todavía el Marino y sin que se haya marcado goal por los dos bandos.

Los equipos.

El Madrid. El Campeón de la Liga, ha realizado el mejor de cuantos partidos llevan jugados en Canarias. De la hora y media que dura el match, le tocaron setenta minutos de dominio intenso sobre el campo contrario, haciendo alarde de juego raso, corto y preciso, dominando el pase a la perfección.

Adolecieron los artilleros de querer marcar demasiado cómodamente, como si no tuvieran equipo contrario, y claro falló siempre el goal. También se puede decir que no le acompañó la suerte en innumerables momentos en que tenían batida la portería de Alfonso.

Destacaron en primer plano, Luis Regueiro, Valle, Hilario y Pedro Regueiro.

Zamora casi no intervino durante el partido.

El Marino. Aunque sujetos a la presión madrileña, casi durante todo el encuentro no por eso se desconcertó el Marino, haciendo una ordenada defensa de su campo y de su marco, serena y pausadamente. Con la inclusión de Sanabria en el segundo tiempo, reaccionaron enérgica y entusiastamente, dando todo un curso de furia y pujanza.

La defensa estuvo muy bien, salvando con gran maestría las numerosas ocasiones de peligros que originaba el ataque de la delantera merengue.

Destacamos a González, Alfonso, Guerra y Castro I.

El árbitro, señor Navarro Verdú, fue modelo de imparcialidad, teniendo aciertos y autoridad para su difícil misión. En algunos momentos, adoleció de demasiado "pito".

Otro punto de vista.

Impresión del partido. Nada más fácil para confirmar la inofensividad de la línea atacante madridista que el partido jugado hoy en el Campo de Deportes España, contra el equipo popular. Un primer tiempo dominante para el Madrid, la defensa Ciriaco-Quincoces estaba segurísima; una línea de medios que arreó mucho, destacándose la inmensa labor de Valle y Pedro Regueiro; pero ¿por qué no marcó tantos la línea atacante? ¿No tenían ganas de jugar? ¿Faltan rematadores? A nuestro entender el equipo madrileño solo tiene dos excelente delanteros, Luis Regueiro e Hilario, que, a pesar del esfuerzo individual que ponen en la lucha, no pueden coronar con éxitos sus jugadas por la falta de compenetración con los demás compañeros. El Madrid no tiene conjunto; le falta trabazón en todas sus líneas; le falta "saber" a cada jugador que tiene diez compañeros; sin esto, el Madrid no irá nunca más allá de ser una medianía; su improvisación y su individualismo no dejan de ser más que un juego practicado en los tiempos remotos.

En el primer tiempo el Madrid marcó un tanto que fue anulado justamente. Un free-kik cerca del área tirado contra el equipo canario, Hilario le mando el balón a Regueiro que, encontrándose en completo off-side, envió el pelotón a la red. El árbitro que había pitado antes de rematar señaló oportunamente la falta.

El segundo tiempo fue una viva reacción del equipo azul; sus acometidas fueron llenas de fogosidad, el ala derecha popular combinó muchísimo y Armando volvió sobre el terreno a desbordar con mucha frecuencia a la defensa contraria, llegándose a internar y disparar frente a Zamora.

El Marino se mantuvo con entusiasmo hasta la finalización del partido; el medio centro Castro empujó el juego con dureza y el ataque jugó con buena compenetración y rapidez que le dieron al partido un sello de gran emoción, solo la falta de rematadores en el Marino impidió que pudieran marcar ante el dominio tan fuerte que le hicieron los forasteros.