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Reseña de una época - 1943 -

HISTORIA DEL FÚTBOL CANARIO

- Retrospectiva -

Domingo, 13 de junio de 1943

 

Liga Interregional (1943)


STADIUM "PEPE GONÇALVEZ"

 

MARINO F. C.   //   ATLÉTICO CLUB

 

 

EL MARINO EN UN MAGNÍFICO ENCUENTRO, DERROTA AL ATLÉTICO

 

Destacada actuación de la delantera azul

Un Atlético con poca moral y ningún entusiasmo

 

POLO - Marino4 - 1. En un rotundo marcador culminó, merecidamente, la muy destacada actuación que el Marino efectuó en su encuentro de la tarde dominguera.

Ciertamente, en honor a la verdad, y con ello no intentamos restar el menor mérito al brillante triunfo azul, el Atlético no fue el "hueso" que se esperaba. Su escasa moral y su falta de entusiasmo, dieron más facilidades al Marino para que la "goliada" fuera más dilatada. Pero el equipo campeón, tal como se condujo su delantera, aún respondiendo bien los contrarios también hubiera vencido, aunque quizá más difícilmente.

Los conjuntos y sus actuaciones. El Marino desde el momento inicial, acusó los deseos de llevarse los puntos. Los encontramos mejor y más peligrosos de lo que esperábamos. En este encuentro nos produjo la sensación de mayor acoplamiento. Creíamos que su delantera era su línea más floja e incapaz de hacer nada ante una defensa enérgica y segura. Y por eso nos sorprendió cuando presenciamos que sus avances rápidos, productos de buenas combinaciones, revestían una indudable peligrosidad. Cuando llegaban ante Hernández, tiraban acertadamente y con facilidad. Y aquí tenemos que hacerle justicia a Polo, al menos esta vez, a ese interior, autor de tres goles, que tiro a puerta mejor que nunca, sin parar los balones, sin "pachorra" y siempre detrás del balón y rematando sobre la marcha. En sus magníficos tiros encontró Hernández la mejor oportunidad para lucirse. Bien secundado por Jerez, Rodríguez y demás compañeros de línea, supo meter el pie en el momento oportuno con la seguridad necesaria.

Sin la menor duda, fue la vanguardia el alma del Marino. La zaga estuvo, en la primera parte bastante floja, respondiendo más en la segunda, en la que "back" Pérez destacó más. Los medios tuvieron momentos, pero sin una actuación continuada y sin que hicieran honor a su bien ganada fama de gran línea.

El Atlético en cambio, jugó muy por debajo de su magnífica forma de unas semanas atrás, mostrándose menos firme que entonces y ofreciendo en sus líneas algunos "baches" bastantes visibles.

Ante el Marino se movió el cuadro porteño sin aquella armonía de conjunto, aquella ligazón de líneas y soltura de movimientos que siempre le ha caracterizado, yendo en busca de evitar una derrota estrepitosa y de dominio en las alternativas ráfagas de inspiración individual, ya que no lo pudo lograr en el acoplamiento general del equipo.

Pero en este actuar del Atlético, nada afortunado, se vio coronado por una falta de entusiasmo en todos sus elementos y una moral tan pobre, que todos, sin distinción de partidismo, se preguntaban las causas. Su actuación influyó en los espectadores que, al no ver una gran resistencia, comprendían que faltaba calor a la lucha. El público que llenaba el estadio, no fue el mismo, en su calor, que el que presenció el encuentro de los azules contra el Price. Pero es que en aquel encuentro había entusiasmo en ambos bandos.

Quizás esos puntos tan llevados y traídos... repercutieron en el ánimo de los muchachos.

Triunfo y derrota. Sin ningún género de dudas, el triunfo del Marino fue brillante. No se puede decir que. Aunque el Atlético careció de su entusiasmo característico, llegó en ningún momento a desfondarse. Jugó con apatía, pero jugó.

Tampoco puede llamarse mala suerte a las ocasiones pérdidas por los "leones". Y digo que no puede calificarse de mala suerte, por la sencilla razón de que el Atlético no marcó más de un gol cuando la meta contraria estaba batida, fue producto de su desgana. Cuando se juega con entusiasmo, se es oportuno y rápido  en los momentos propicios. Debe llamarse mala suerte, cuando se juega superiormente y los balones, no encuentran el claro necesario para introducirse; más dejemos de llamar mala suerte, cosa ésta muy mal e importunamente usada, a tener un balón sobre el borceguí y esperar a que un contrario lo desvíe. No existió la causa de llamarse mala suerte a que los balones salieran altos o por fuera. Ante una zaga débil y una meta batida, a dos o menos metros de la portería, no hubo quien introdujera el balón en el fondo de la red. Esto es apatía y, falta de entusiasmo.

El balón en movimiento. Bajo las órdenes del colegiado tinerfeño, señor Ramírez, que hizo un arbitraje muy bueno, los equipos presentaron las siguientes alineaciones.

Marino: Cristóbal; Méndez, Pérez; Farías, Campos, Bartolo; Sanabria, Polo, Rodríguez, Jerez y Minguine.

Atlético: Hernández; Moreno, Castilla; Medina, Abreu, Caballero; Fafo, Carlos, Valido, García y Álamo.

Pone el balón en movimiento el Atlético, que juega con Álamo en la puerta por ausencia de Hernández, el cual se incorpora a los tres minutos de juego. El primer tiro de emoción que se registra en los momentos iniciales, es obra de Rodríguez, sobre la marcha, fuerte y bien dirigido, pero pasa cerca del travesaño. El Marino, más seguro, lleva el peligro prendido de los borceguíes de sus elementos. Jerez dispara cruzado a la meta de Hernández, que rebota en la parte interior de uno de los postes, volviendo el cuero al campo y se despeja la situación.

En los momentos primeros observamos que, excepto la zaga responder bien. Estos van, poco a poco, haciéndose "los amos" de la situación y comienza la maravillosa actuación de Sanabria, con unos centros de elevada factura. Hernández ve su portería como una fortaleza sitiada.

Y empieza a destacar la delantera azul

En el primer tiempo no se ejecutan córners contra la portería marinista. En la contraria se tiran seis. Este es el mejor balance de la actuación de ambos cuadros. Ejecuta Sanabria uno de los córners y Polo, que esta jugando mejor que nunca, marca de cabeza el primer gol, muy bonito, cuando solo llevamos trece minutos de juego.

Reacciona algo los atléticos y empieza la famosa mala suerte. Se crean situaciones de verdadero peligro en la meta azul, pero los delanteros porteños son ineficaces. En estos momentos, la zaga acusa mucha flojedad. Las reacciones atléticas son sumamente comprometidas. ¡Lo que hace el entusiasmo! Pero como este falte, falta todo. Llevan los leones el balón hasta el "recibidor" de Cristóbal, pasan la tarjeta, pero se niegan a entrar,

Otro córner contra la meta de Hernández lo ejecuta Minguine, y Polo repite su hazaña; de cabeza hace correr el marcador a 2 - 0. Muy buen gol también este, a los diecinueve minutos de juego.

Se acentúa la presión de los campeones, destacando extraordinariamente la delantera. El Atlético juega y no juega. Hay algo de apatía. Algún que otro elemento - Álamo y Medina- demuestran que no dejaron el entusiasmo en casa. Polo esta trabajando extraordinariamente. A veces nos preguntamos que es lo que le han inyectado. Qué receta ha hecho el milagro. ¡Cuántos debían rendir como deben, sin necesidad de "recetas"!

Los medios, tiene, a veces, sus momentos de inspiración, sobre todo Bartolo.

El Atlético corre el peligro por mediación de Fafo, que ha jugado con el interés que el caso requiere, centrando admirablemente y disparando, con dirección a los dominios de Cristóbal, con peligro en todo momento.

Vuelve el balón a dominios atléticos y nuevamente Rodríguez, que ha estado muy voluntarioso, factura un magnífico tiro que da ocasión a Hernández para despejarlo a córners en una estirada espectacular. ¡Con qué amor propio juega el Atlético! Se ejecuta el córner sin consecuencias.

El balón insiste en visitar a Cristóbal y son estos los momentos en que mejor se nota la ausencia del entusiasmo de los leones. En algunos minutos registramos buenas reacciones del equipo porteño, pero sin efectividad. No hay alma en el ataque. Hasta García y Abreu están flojos.

El minutero se dispone a despedir los cuarenta y cinco minutos. Falta uno para descansar y dedicarnos al comentario, cuando se produce el 3 - 0. Se tira un golpe franco contra la meta atlética que Moreno despeja de cabeza, recoge Medina y pasa al centro, para Campos, de lejos, dispara raso y alojar el balón en el fondo de las mallas. Hernández mal colocado en este tiro inesperado, no lo puede evitar.

Fácil ratificación del tiempo. La segunda parte fue menos vistosa. Los porteños, con su apatía y sus tres goles, no llegaron a desfondarse, ni mucho menos, pero acentúan su falta de amor propio. El juego se nivela algo presionando más los porteños en los comienzos, con la misma ineficacia de sus delanteros. Tampoco los medios tienen "su tarde".

Polo el héroe de la jornada, dispara sobre la marcha - ¡Sí, señores, sobre la marcha! - un testarazo muy bueno, en el que Hernández se hace aplaudir por su soberbia parada. El dominio es alterno en algunos instantes. En el Atlético es Medina el que más demuestra en la delantera que hay entusiasmo por su parte. Quizá el único que acusa esta condición.

Polo, otra vez. Ahora para marcar el cuarto gol, a los diecinueve minutos, al rematar un despeje del meta a un disparo de Minguine, cuando éste ha efectuado una habilidosa internada. Lástima que Minguine no juegue con ambos pies. Rendiría mucho más.

Y viene el único gol atlético, al ejecutar Álamo un córner que Valido remata de cabeza y logra el tanto que hacían tiempo se merecían, a  los veintidós minutos.

Y hasta el final, con juego algo nivelado, no vimos nada más destacado que ¿Cómo no? Un potente tiro de Polo, con una maravillosa estirada de Hernández, el que, pese al tanteo, fue el único hombre de los porteños que no decayó un ápice en todo momento. Paró lo parable y pasó lo imparable.

Termina el encuentro con un magnífico y merecido triunfo marinista, logrado por juego y por la cualidad más clásica que pueden ostentar los deportistas contra viento y marea: el entusiasmo.